Mesa de la Palabra y Bautisterio

La Mesa de la Palabra

 

La dignidad de la Palabra de Dios requiere que en la Iglesia haya un lugar apropiado donde proclamarla y hacia el cual converja, espontáneamente, la atención de los fieles.

Conviene que, de ordinario, sea un ambón fijo y no un simple atril móvil. Desde el se proclaman las lecturas, los salmos responsoriales y el solemne anuncio pascual; la homilía y la oración universal u oración de los fieles.

El ambón tiene sus orígenes en los tiempos de Esdras, el que para proclamar la Torá (Ley) se subía a una tarima alta, a fin de ser visto y oído por todos.

San Agustín dice que “así como no se deja caer una sola partícula del Cuerpo de Cristo, tampoco se debe dejar caer una sola letra de la Palabra del Señor”.

El Altar es la mesa de la Eucaristía; el ambón, la mesa de la Palabra. Por ello, ambos deben tener similitud. Junto con la sede, son los tres lugares teofánicos de la liturgia: Dios se revela como Sacerdote en el Altar, como Profeta en el ambón y como Rey en la sede.

En nuestra Parroquia, al igual que en muchas otras, está el púlpito; lugar en el que antiguamente se predicaba. Cabe no confundir con el ambón; en este se lee la palabra de Dios y en aquel, el Sacerdote promueve su reflexión.

Mesa de la Palabra

La vida nueva de los hijos de Dios

En las primitivas iglesias cristianas, era el Bautisterio un lugar muy venerado y objeto de gran devoción por parte de los fieles. Se alzaba en los pórticos de las grandes basílicas o muy contiguo a estos. Imitabaa suntuosas capillas decoradas como las basílicas mismas. En su centro estaba la piscina para el Bautismo, con su fuente o surtidor. Se bajaba a ella, para el Bautismo de inmersión, por una escalinata.

Al desaparecer dicho Bautismo. La fuente y piscina cedieron su lugar a las pilas bautismales actuales.

Lo primero que se encuentra al ingresar a un templo, son una o dos pilas con agua bendita, símbolo de purificación espiritual.

Con “agua santa” o agua bendita, mojamos frente y pecho en la Señal de la Cruz; es decir , envolvemos nuestro ser. ¿No es hermoso ver como, en este gesto, la naturaleza redimida, la gracia y el hombre que anhela pureza, se reúnen en la Señal de la Cruz?

El agua bendita es un sacramental que recuerda el Bautismo; este es un sentido. No es un elemento mágico que cura dolencias y males.

Los antiguos bautisterios han quedado hoy reducidos a una pila de piedra o mármol, que se halla en las puertas o cerca de ellas, pero que a partir del Vaticano II, se tiende a emplazarla en el Presbiterio.

En nuestra Parroquia hay cinco pilas con agua bendita; dos colocadas en el costado del atrio, de mármol y con pie y dos pequeñas, ubicadas delante de las puertas de las naves laterales, en las segundas columnas. La quinta es la Pila Bautismal, de mármol y emplazada en la entrada derecha del Templo hasta su traslado a un costado del Presbiterio a fin de dar al Bautismo el sentido comunitario pedido por la liturgia y promover así la participación de todos.

Bautisterio