Hay dos tipos de altares: móviles y fijos. Según la I.G.M.R. Nº 261, es fijo cuando está construido sobre el pavimento, de manera que no se pueda mover y movible si se puede trasladar.
En nuestra Parroquia, todos los altares eran fijos, hasta que la reforma litúrgica separa el Altar mayor del retablo y pasa a ser móvil.
En los Nº 263 y 264 de la I.G.M.R., dice la liturgia que la Mesa del Altar fijo debe ser de piedra natural. Es así que para la Consagración del Templo, efectuada el 30 de Agosto de 1986 por el Obispo Diocesano Monseñor Domingo Salvador Castagna, se construye el nuevo Altar, en piedra y mármol.
El pie, en su parte posterior y en el frente, luce el mármol que fuera del comulgatorio, habiéndose respetado sus formas. Sobre él se coloca una piedra natural de granito de un metro por tres, cuyos kilogramos exceden los trescientos de peso.
Este nuevo Altar consagrado contiene, en su interior, las reliquias de San Luis Gonzaga, co-patrono de la Parroquia y cuya imagen se halla ubicada en el retablo; las de Santa María Josefa Roselló, fundadora de la Orden de la Hnas. De la Misericordia, comunidad que se halla instalada en nuestra ciudad desde principios de siglo y en el Hospital, desde 1892; las de San Antonio María Gianelli, fundador de la Congregación de la Hnas. Del Huerto y las de Santa Teresita del Niño Jesús.
El Altar, como Mesa del Sacrificio y del Banquete Eucarístico y Ara de la Cruz, representa el sepulcro de Cristo.
Cada una de sus partes, también, tiene un significado especial. La piedra recuerda a Jesucristo, “piedra angular” de la Iglesia.. Las reliquias, además de recordar que los primitivos altares de las catacumbas estaban erigidos sobre los sepulcros de los mártires, indican la estrecha unión que existe entre sus sacrificio y el de Cristo. Las cinco cruces que se hacen sobre la piedra del Altar representan las cinco llagas del Señor y la combustión del incienso con que se aromatiza, evoca el embalsamamiento de su Sagrado Cuerpo.